Las mujeres y los hombres desempeñan papeles diferentes en el variado conjunto de sociedades y economías que existen. Sin embargo, debido a barreras objetivas, las mujeres tienen dificultades para acceder a las mismas oportunidades del mercado laboral que los hombres. Cambiar esta situación es el objetivo del empoderamiento económico de las mujeres, concretamente, que tengan una participación y un acceso igualitarios a los recursos.
Muchos economistas admiten que la creación de condiciones favorables para las mujeres que les permitan ser independientes y activas en el mercado laboral contribuye al crecimiento económico general y a la prosperidad. Por ello, la capacitación económica de las mujeres se convierte en un tema cada vez más importante en las agendas de los responsables políticos y de la toma de decisiones.
Sin embargo, un verdadero cambio requiere no sólo un cambio de sistema en las políticas e infraestructuras, sino también un cambio en nuestra mentalidad. Si no se involucra más a los hombres en el cuidado de los niños y de la familia, no se puede lograr un cambio del paradigma familiar tradicional. Además, si no se tienen en cuenta los contextos históricos, sociales, económicos y específicos de cada comunidad, no podemos introducir medidas que realmente conduzcan a cambios duraderos y eficaces.
Una visión más compleja de la relación entre el género y la economía se analiza en el artículo sobre “Economía feminista”. Si te interesa saber más sobre los supuestos clave del paradigma feminista y conocer las raíces de la desigualdad de género, te invitamos a leer este artículo para obtener otra dosis de inspiración.