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Cuestionario 10 of 24

4.1 Antecedentes históricos

El estallido de la Primera Guerra Mundial marcó el inicio de lo que Hobsbawm llamó, con razón, la “era de las catástrofes”. El mundo aún no se había recuperado del trauma de la guerra cuando el 29 de octubre de 1929, el crack bursátil de Wall Street, conocido en adelante como “jueves negro”, se convirtió en la referencia para el inicio de la depresión más larga de la historia mundial del capitalismo moderno, rebautizada, por derecho propio, como “Gran Depresión”. En los ocho años que van de 1930 a 1938, la tasa de desempleo en Estados Unidos fue del 26% de media, en Alemania del 22% y en el Reino Unido del 15%. En rigor, la recuperación de la producción y el empleo llegaría mucho más tarde y en circunstancias no demasiado agradables, ligadas al gigantesco proceso de rearme de las potencias. Así, la Segunda Guerra Mundial que estalló en 1939 y se cobró más de 60 millones de vidas fue una de las principales fuentes de reactivación industrial tras la crisis de los años 30. 

En el campo de la teoría económica, la escuela marginalista en su versión marshalliana, la neoclásica, alcanzó la hegemonía, con la ayuda de la llamada segunda generación de una legión de economistas cuya presencia se hizo sentir en los principales centros de las potencias mundiales. El periodo en el que John Maynard Keynes (1883-1946) desarrolló su producción teórica estuvo plagado, como puede verse, de grandes novedades en el campo de los debates económicos, que fueron a remolque de los acontecimientos históricos. Uno de los principales debates estuvo relacionado con el problema del desempleo masivo y prolongado durante la Gran Depresión. 

Así, durante el periodo de entreguerras, un número considerable de economistas expresó su descontento con la teoría tradicional, ya que el sistema teórico neoclásico no daba cuenta de las causas de la inflación, la deflación y el desempleo, es decir, no tenía respuestas a los dilemas de la época. Keynes formó parte de este amplio movimiento, pero entre todos los esfuerzos teóricos que se hicieron, fue su Teoría General de la Ocupación, el Interés y el Dinero de 1936, la obra que logró romper con el pensamiento ortodoxo de manera más influyente. En definitiva, las afirmaciones de Keynes apuntaban a los supuestos y premisas históricas sobre las que se había erigido el edificio teórico de los neoclásicos, que ya no se correspondían con la nueva realidad económica debido a las profundas transformaciones que habían tenido lugar a principios del siglo XX.

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