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Cuestionario 8 of 24

3.4 La creación de un mercado de trabajo

Es natural que Marshall, al apoyarse en una teoría de los costes de producción, se viera obligado a avanzar más decididamente que los primeros marginalistas en el estudio de las leyes de la distribución, ya que los precios del factor de producción se convierten en un elemento central de su teoría del valor. 

Las soluciones de Marshall se basan en su idea general de que todos los precios son el resultado de la acción recíproca de la oferta y la demanda. Por ello, Marshall crea dos mercados diferentes para resolver la cuestión, el mercado de trabajo y el mercado de capitales, que funcionan a imagen y semejanza del mercado de cualquier otro bien. 

En el mercado laboral, la curva de oferta de trabajo tiene una pendiente ascendente. Esto responde a la idea de que los trabajadores ofrecerán más trabajo cuanto mayor sea el salario, ya que para ellos trabajar una hora más constituye un sacrificio creciente, que sólo se compensa con el pago de un salario más alto. La curva de oferta se encuentra entonces en los puntos en los que el salario es igual a la “desutilidad” marginal de trabajar.  En otras palabras, la curva de oferta es la representación de la decisión que toman los trabajadores entre la utilidad que les reporta el salario obtenido por su trabajo frente a la que les proporciona el ocio al que pueden dedicar su tiempo si no lo dedican al trabajo. Además, la curva de oferta de trabajo del conjunto de la economía no será más que el resultado de la simple agregación de las de todos los trabajadores.

La curva de demanda de trabajo de los empresarios, en cambio, tiene una pendiente negativa porque Marshall aplica aquí la ley de los rendimientos decrecientes al empleo de todos los agentes productivos por igual. La idea que subyace es que el producto adicional producido es menor a medida que aumenta la ocupación. La demanda tiene entonces una pendiente negativa y muestra los puntos en los que el salario es igual a la productividad del trabajo. En equilibrio, la oferta de trabajo es siempre igual a la demanda de trabajo, y juntas determinan el salario para el que tanto la desutilidad del trabajo como la productividad del trabajo, son iguales. 

Al considerar el trabajo como una pura mercancía que debe ser analizada en términos de equilibrio de mercado como cualquier otra mercancía, el problema de la distribución se formuló entonces como una ecuación matemática y dejó de ser sobre la “contingencia social”. Este cambio de enfoque dio lugar a tres nuevas e importantes hipótesis:

a) La mano de obra es una mercancía y la cantidad en que se contratará depende, como en otros casos, de la oferta y la demanda que exista para ella en el mercado.

b) El mercado laboral está, o debería estar, en condiciones de competencia perfecta. 

c) El funcionamiento del mercado de trabajo en estas condiciones conduce automáticamente al pleno empleo del factor trabajo en el punto correspondiente al salario que equilibra la oferta y la demanda del mismo.

Para Marshall, mientras el sistema esté en equilibrio, habrá pleno empleo. Además, su teoría presupone que existe una tendencia automática y magnética que empuja al sistema y no descansa hasta alcanzar ese estado de equilibrio. Así, el equilibrio es sinónimo de pleno empleo.

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